miércoles, 28 de septiembre de 2011

"Flirteando con el miedo"
















Qué te voy a decir yo que no haya dicho,
si eres todo un encanto...
Ahora crees que has perdido
el aferrarte a otras manos.

Flirteas como pocas con el miedo
desde que vendiste tu alma al diablo. 
Si me paro aún te veo durmiendo
y te siento a mi lado.

Cada boca que he besado...
esperé que fuera tuya. 
Ya confesé todos mis pecados
y sin cargos te vi desnuda. 

Mientes por miedo a perderme
¿no ves que ya me has fallado?
No quisiste ni supiste verme
perdonar lo que nunca he perdonado. 

Buscas sin encontrar tu sitio,
no son tus amigos tan de verdad. 
Sé que lloras a punta de cuchillo
en noches nostálgicas en soledad. 

No conoces quién priorice
mirarte sobre todas las cosas. 
Me conformé con querer sentirte
cuando tú te hacías la loca. 

Nunca lo hiciste a mis espaldas,
…los ojos nunca mienten. 
Estás entre la pared y la espada,
te la juega tu suerte. 


(27.09.2011)

lunes, 26 de septiembre de 2011

“Lo que surja”












Deja, que te voy a subir la falda,
ahora no tengo tiempo para más.
Tienen prisa mis palabras
y no hay tantas que quiera contar.

No eres la mujer de mi vida,
o al menos eso es lo que me digo.
Nostalgia de causas perdidas,
bebidas en bares sin bichos.

Beso una boca húmeda
como si estuviera entre sus piernas.
Bocas con lenguas adúlteras
sin importar de donde vengan.

A veces aprovecho, y no son tantas,
cada centímetro de lo que surja.
Esta ciudad aún no está en llamas
ni me llaman ni quedan dudas.

Le echo huevos si tengo miedo,
nadie solucionará mis problemas.
Ya no pienso en lo que no tengo
ni quiero dolores de muela.

(26.09.2011)

domingo, 25 de septiembre de 2011

Track 12 del disco "Just a Matters of manners"


Ahí está mi pequeña e inesperada aportación en el gran disco de Pike Cavalero and the Gentle Bandoleros "Just a matter of manner"


martes, 20 de septiembre de 2011

“Callejera”

Prontito subiré está letra como canción. Un saludo.

Será que simpatizo con las alturas,
que las gatas callejeras también me gustan.
Yo también se subirme a los tejados
como un gato que busca pescado.

No sabes quien soy yo y tú nunca me has visto,
cuando quiero me escondo y sigo escondido.
Te dibujo las noches con las estrellas,
vigilo la luna para que sea llena.

Esa gata callejera, embustera,
piel canela, tan bonita y tan serena,
que me entra por la boca hasta las venas,
que parece de todo menos buena.

Cierro los ojos y apareces,
no me hace falta tanto para querer verte.
Las farolas muestran tu figura
mientras yo me quedo en mi locura.

Esa gata callejera, embustera,
piel canela, tan bonita y tan serena,
que me entra por la boca hasta las venas,
que parece de todo menos buena.


(20.09.2011)

miércoles, 14 de septiembre de 2011

“Entre líneas”














Hoy te he visto en mis recuerdos
y quiero volver a verte.
A veces pienso que te tengo
y otras que me mientes.

Y me miento, me empujo
hasta que me lleva el viento.
Tardes que desnudas
me visten con el paso del tiempo.

Es una de esas historias
largas y no tan absurdas.
De esas que haces tuyas
y te encumbran.

Aprendí a quererte como eres
y espero que me recuerdes.
Lo espero y te espero
y lo digo sinceramente.

A altas horas de la noche
encuentro el espacio perfecto.
Anhelo esos dedos
que acaban en el pecho.

Y no rimo, exhalo palabras,
dejo de lado reproches.
Mi perro ya no me ladra
y ni me anda el coche.

Te espío desde mi cabeza,
no me ves y tú estás en ella.
Ya no te hago perfecta,
te perdí y vi que lo eras.

Pero todo pasa, tú, yo y todo,
no somos más importantes
que lo que los locos
crean que somos.

No le pongo sentido
pero sólo lee entre líneas.
Ya no espero, nunca pido
pero pido un respiro.


(14.09.2011)

lunes, 12 de septiembre de 2011

"Los pasos que dí hasta matar a mi enemigo" (Capítulo III)

Aquí dejo el tercer capítulo del libro que estoy escribiendo y que llevo muy avanzado. Por el momento no subiré ningún capítulo más hasta que no lo termine y pueda moverlo por alguna editorial. Espero que os haya gustado el comienzo. Saludos.


"Los pasos que dí hasta matar
a mi enemigo"



Por Daniel E. Moncho


III. Cualquier excusa es buena…

Sin darme cuenta, lo que en un principio me hizo pensar que sólo sería algo esporádico se convirtió, de un día para otro, en lo que hacía mucho tiempo no había logrado tener…aunque por otro lado tampoco lo había estado buscando. Ella formaba parte de la mayoría de los pensamientos que a lo largo del día pasaban por mi cabeza hasta el punto en el que cualquier excusa, por mínima que fuera, parecía buena para volver a verla. Creo, o al menos eso sentía yo en esos días, que a ella le pasaba más o menos lo mismo que a mí.

Nuestras vidas se cruzaron…o más bien se chocaron como chocan dos personas que van con prisa por la calle a sus respectivos destinos. Bajé la guardia más de la cuenta, lo reconozco, pero hoy no me arrepiento de haberlo hecho aunque si lamento ciertos acontecimientos que precedieron a ese “estar bajo de defensas” y que nunca hubieran ocurrido de haberlo evitado en su debido momento.

Hoy pienso que quizá, el mayor error de todos fue que nunca nos dimos la oportunidad de conocernos de una forma real y profunda como personas que nunca han tenido sexo. El sexo era maravilloso con ella, de lo mejor que hasta el momento pudiera haber tenido, pero posiblemente era lo único que nos unía verdaderamente con fuerza, y descuidamos esas cosas inapreciables pero tan importantes y necesarias en las que se debe de basar, a mi juicio, la amistad. Una vez alguien dijo que la canción perfecta es la mezcla entre una buena melodía, una buena letra, una buena interpretación y un ‘algo’ que no se sabe lo que es pero que es necesario. Ese ‘algo’ es a lo que me refiero.

Solíamos quedar a tomar alguna cerveza en cualquier lugar cuyo nombre es lo de menos. La verdad es que no recuerdo cuál fue el primer sitio al que fuimos solos pero si creo recordar que de fondo había música rock. Nos mirábamos como si nos analizáramos. Nos costaba entablar conversaciones fluidas, supongo que porque a pesar de que ya nos habíamos acostado aún éramos dos completos desconocidos. Al principio todo suele ser más fácil precisamente por esa ignorancia sobre los asuntos y secretos de la otra persona que te empuja a querer saber más. Lo mejor de los comienzos aunque sepan a final, sea cual sea el sentimiento o la situación que te una a esa persona, es que la incertidumbre, el misterio y las expectativas que te vas creando poco a poco son tan potentes y seductoras que no puedes evitar indagar y querer ir dando más pasos. Es como una droga que te va atrapando.

Una de las primeras preguntas que me hizo y que me encantó fue aquella en la que me hizo pensar en cómo me veía cuando pasaran 5 años. Me preguntó cómo me imaginaba mi vida cuando pasara un tiempo. Hasta ese momento casi todo lo que había pensado a lo largo de mi vida había sido sobre cosas puntuales. Siempre imaginé la casa de mis sueños, o lo que tendría que tener la mujer que imaginaba a mi lado, o cosas por el estilo, pero nunca había diseñado mi vida en mi cabeza. Nunca había hecho planes a largo plazo. Obviamente muchas veces fantaseé con los lugares que me gustaría visitar o las cosas que desearía tener pero nada que no fuera, supongo, lo normal.


En esas fechas estaba perdido y seguramente, la falta de facilidades económicas, como a muchas otras personas, coartaba algunos de mis proyectos…siempre el puto dinero hace acto de presencia paradójicamente por su ausencia. Esa pregunta me hizo darme cuenta de que ella estaba interesada realmente en conocer más sobre mí. No es una pregunta que mucha gente suela hacer y creo que es una de esas preguntas que demuestran precisamente un latente interés y bastante inteligencia.

Yo al principio era un poco ‘cojonero’ de más. Jugaba a analizarla lanzando al aire afirmaciones que muchas de las veces intuía o descifraba de sus gestos y su forma de mirar, pero que otras tantas veces inventaba totalmente para ver sus reacciones. En realidad no era un juego, suelo hacer eso porque me ayuda a ver como responden las personas ante ciertas impertinencias y me da muy buenos resultados, pero repito, nunca fue un juego para mí. Me metía con ella porque fumaba mucho y eso es algo que no me gusta. En realidad para mí que no soy fumador, cualquier cantidad, por pequeña que sea, me parece grande, y si…la machacaba un poco. La verdad es que desde el principio conecté sentimentalmente con ella. Algo me atraía como si de una fuerza magnética imperceptible se tratara. Se desarrolló en mi un sentimiento de protección que nunca había tenido con nadie, no sé si por su situación personal y familiar, no sé si por algunas situaciones que ya había compartido conmigo y que la habían hecho estar mal en alguna época de su vida…el caso es que pronto despertó en mi un sentimiento de cariño que no era normal. No me gusta que personas a las que aprecio y quiero lo pasen mal y el tabaco siempre lo veo como enemigo de mis amigos…y a mis amigos y amigas nadie me los toca.


Pasaron los días y comencé a recogerla en el trabajo o en su casa. A veces quedábamos directamente en algún lugar y casi siempre acabábamos follando. Lo que al principio parecían prácticas de conducir de unos novatos se fue perfeccionando hasta lograr conectar completamente. Descubrimos poco a poco las cosas que nos gustaban y con las que disfrutábamos más, y cualquier lugar nos era útil. Desde el ascensor donde nos escondíamos para empezar con nuestros juegos, pasando por la mesa de su oficina, el asiento trasero de mi coche, el sofá de la casa de sus padres, el sillón del salón de mi casa, las mesas de algunos bares a los que íbamos, los aseos de unos vestuarios...hasta alguna ocasión en la que iba conduciendo y tenía que buscar, tras alguna provocación intencionada, algún sitio cómplice donde escondernos, desnudarnos y tenernos.

En esas fechas todo parecía ser perfecto. Ninguno de los dos esperábamos más del otro. Nuestros cerebros aún no habían rellenado los huecos con falsas expectativas y nos divertíamos sólo con vernos y pensar en nosotros. En esas fechas a ella se le escapó en alguna ocasión que haría lo posible por ‘conseguirme’. Estaba totalmente convencida de ello porque ella siempre conseguía las cosas que se proponía.

En esas fechas se propuso seducirme, atraparme y tenerme…y lo consiguió.

lunes, 5 de septiembre de 2011

"Los pasos que dí hasta matar a mi enemigo" (Capítulo II)

"Los pasos que dí hasta matar
a mi enemigo"


Por Daniel E. Moncho


II. Primeras impresiones

Las primeras impresiones que nos hacemos sobre cualquier persona, lugar, cosa o acontecimiento, casi en la mayoría de los casos vienen contaminadas por opiniones y comentarios externos a nosotros. Cercanos o no, pero externos, y somos nosotros los que tenemos que agudizar los sentidos para extraer nuestra propia opinión en función de las sensaciones que percibimos.

Esta vez no iba a ser diferente. Ella había llegado inconscientemente de la mano de su amiga. Apareció como algo inocente, como una hostia de aire fresco. He de reconocer que al principio me sorprendió su descaro, como si se tratara de una niña que se quiere comer el mundo entero de un sólo bocado, y también reconozco que la impresión que me llevé en nuestras primeras conversaciones no tenía nada que ver con las cosas que habían llegado a mis oídos. Hasta ese momento yo no sabía nada de ella más que la información que había conseguido rescatar y la imagen que obtuve de unas cuantas fotos que pude ver. Una mujer joven con una bonita sonrisa, una piel suave y morena que acompañaba a una mirada penetrante del mismo tono. Un pelo oscuro casi indomable, un cuerpo sugerente, piernas largas, cuello atrevido y un pecho pequeño que conseguía ser perfecto…

Desde el primer momento me sentí atraído sexualmente, y más me atraía la idea de descubrir los entresijos que guardaba. Cada contacto con ella, por breve que fuera hacía que cada vez necesitara más rápidamente del próximo. Al prender cada día el ordenador, confieso que lo primero que hacía era comprobar si tenía alguna noticia de ella, y el instante en el que la descubría se convertía en el culpable de esa puntual y clandestina sonrisa.

Sin ningún objetivo premeditado y poco a poco, intentaba averiguar cosas de ella y que ella fuera descubriéndolas sobre mí. Compartía con sus ganas de saber, mis historias y disfrutaba viendo como las hacía suyas. Le enseñaba los secretos escondidos en cada una de mis letras y esperaba a que diera ese primer paso para que fuéramos a tomar algo alejados de nuestras respectivas pantallas, pero ese momento nos lo brindó posteriormente la persona de la que os hablé anteriormente. Esa noche yo había ido a casa de unos amigos. En un primer momento no tenía pensado llamarlas pero cuando me fui de allí aún era pronto para recogerme y tenía unas ganas locas de ver a mi amiga y de conocerla a ella.


El primer contacto fue frío y distante por las dos partes, quizá por los razonables nervios de enfrentarte cara a cara a una persona que sólo conoces por Internet, pero pronto nos dirigimos al primer bar que nos ofreció la excusa perfecta para romper el hielo con nuestra primera copa de ron. Aunque en la calle hacía frío el calor de aquél bar propició que poco a poco fuéramos desprendiéndonos de nuestras chaquetas. Yo me mantenía prudente y sólo la miraba cuando no se daba cuenta, intentando dibujar su figura con la mirada. Hablaba con mi amiga sobre cosas insustanciales y de vez en cuando comentaba con ella alguna de las bromas que ya habíamos hecho nuestras anteriormente en cada uno de nuestras conversaciones de teclado y ordenador.

Perdidos entre la gente, tras varias copas y una conversación a tres bandas sentados en una mesa, pensamos en irnos a otro bar. El tiempo no tenía ninguna importancia, de haberme fijado en él hubiera apreciado mejor su majestuosa y descarada forma de pasar volando por delante de nuestras narices. A esas alturas yo ya miraba sus labios de forma diferente y mi risa quedaba eclipsada por la suya…


Aunque me gustaría contar más detalles de esa bonita noche, prefiero guardarlos en ese rincón especial en el que, a pesar de que las cosas puedan o no torcerse con el transcurrir del tiempo, son tan importantes que nada ni nadie puede hacer que se borren. Sólo diré que mi memoria mantiene una pequeña duda sobre quién fue el que besó a quién. Aún sonrío al pensar que fue ella la que se acercó peligrosamente a mis labios, pero fuera quien fuese…desde luego en ese momento, a nuestras bocas se les olvidó esa otra función de apoyar la delicada tarea de terciar palabra. Esa noche fue la primera noche de muchas que mis dedos acariciaron toda su piel. Fue la primera noche que mi olfato apreció cada pequeño matiz de su anatomía, que mi lengua humedeció cada milímetro de su ser…

Esa noche fue la primera noche de muchas en que sentí mi cuerpo como parte del suyo y su cuerpo como parte del mío.

“Patada en la entrepierna”















Hoy me toca disculparme
con la cara más roja que marchita.
Por mensajes que en un calambre
disparé de forma gratuita.

No fue nunca la intención dañar
lo que peor no se podría hacer.
Maldito cortocircuito de más
que no has de volver.

Podrán apagar mi voz
pero nunca me quitarán la palabra.
Yo que siempre fui precoz
en no callarme nada.

Pero, y sin que sirva de precedente,
lo escrito no es fiel a la realidad.
Ahora cargo con antecedentes
que serán duros de olvidar.

No encuentro otra forma de hacerlo,
me escondo tras esta letra.
Vergüenza, innecesario sentimiento
que me he buscado a la fuerza.

Tiendo mi mano como símbolo,
como paz de mi guerra interna.
A veces bueno, otras díscolo,
patada en la entrepierna.


(05.09.2011)

viernes, 2 de septiembre de 2011

“Por y para ti”



Hoy escribo por y para ti,

porque no voy a dejar de pensarte.

Porque hay flores que en abril

nacen y no son de nadie.

Hay ‘buenos días’ que lo son,
y sólo son si estoy contigo.

Aunque no esté yo estoy

en forma de amigo.

Y mi abrigo,
también es tuyo
si tienes frío.


Y si te pinto,
tiraré los muros
que fueron míos.

(02.09.2011)