lunes, 12 de agosto de 2013

"Somethin’ tells me good things are coming"



...but I suppose it’s a push from moving on!

domingo, 11 de agosto de 2013

"When the man come back alone" (Capt. I)

"When the man come back alone"
 

Capt. I
 
Cuando volvió nadie pudo decir que no intentó todo lo posible por conseguirlo...
 
 
Había pasado ya un tiempo desde que tomó la decisión -obligado por las circunstancias- para reunir el coraje suficiente con el que enfrentarse a sí mismo y desaparecer cuando, quizá, más necesitaba ser, estar y tener. 
 
Un coraje que otras veces había dejado olvidado en el cajón donde se dejan aquellas cosas que terminan por ser olvidadas.
 
Fue, ese instante, no el momento más difícil de su vida pero si una de las pruebas más complicadas a las que se había tenido que enfrentar, y esta vez, como otras tantas veces, volvía a estar solo.
 
 
En aquellos días en los que se detenía a pensar, no podía evitar cabrearse consigo mismo por haberse vuelto tan inseguro, tan desconfiado, dependiente, conformista e irascible. Quizá aún no había podido asimilar la noticia que sólo unos meses atrás le habían dado los médicos. Una de esas alarmas que hacen a uno cuestionarse sus prioridades más allá de la razón. Una de esas estridentes y estúpidas alarmas que hacen a uno aferrarse al más mínimo resquicio de alegría y felicidad como si de un milagro salvador se tratara. A esos insignificantes detalles y destellos que tan sólo uno es capaz de ver incluso en los días más oscuros.
 
 
Claro que hizo cosas que no tenían ningún sentido, cosas que no dependían de su cabeza sino de su instinto, cosas que incluso tambaleaban los cimientos de lo que un día fueron sus principios. Pero él, siempre tan racional, controlando cada uno de los aspectos que rodeaban su vida, también era uno de esos kamikazes dispuestos a hacer temblar hasta el último rincón de la tierra por alcanzar sus sueños.
 
 
Sus sueños...tan nobles y a la vez tan traicioneros, hacían que cada esfuerzo, cada gramo de energía que invertía en ellos fuera precisamente eso, una inversión en lo que sólo él podía saber que merecía la pena.
 
 
Alguien de su pasado, una vez -y quizá dos- le dijo que nunca prometiera cuando estuviera feliz, que nunca contestase cuando estuviera enfadado, y que nunca hiciera planes cuando estuviera triste. Seguramente tuviera razón. Quizá ese consejo fue uno de los más valiosos que llegaron hasta él. Quizá se dejó llevar desviando su atención de aquellas señales que le advertían del peligro, pero aunque en ocasiones le hicieron dudar, nunca nada ni nadie fue lo suficientemente fuerte para alejarlo de sus más firmes convicciones.
 
 
 
Enfrentarse a sí mismo. Sólo él sabía lo complicado que era. Sólo él sabía que su mayor peligro era dejarse llevar por sus pensamientos. Sabía que tenía que cambiar su estilo de vida, cambiar su mente, proyectar mensajes positivos sobre todo lo que tuviera cerca para así recibirlos cuanto antes de regreso.
 
Proyectar aquello que se quiere recibir cuanto antes de regreso...