viernes, 3 de septiembre de 2010

“Iris y la fábrica de colores”

Iris no da la mano por miedo,
no quiere cadenas ni lazos.
Aunque cree no ir por el suelo
le aterra salir volando.

Es adicta a las pastillas de colores,
se esconde si alguien la busca.
Nunca sabe ni cuándo ni dónde
encontrará otra aventura.


En su escondite se ve todo,
te invita si no pides nada.
En la copa de los árboles locos
puedes encontrarla.

Iris es así, hay que aceptarla,
ni pide ni da explicaciones.
Hay días de querer matarla
y noches de romper colchones.

Aúlla a la luna si sale el sol,
colecciona amores que usa y tira.
Aclara las dudas con alcohol
y ahoga las heridas.

Nada la satisface mucho tiempo,
deja goteras por donde pasa.
Nunca acepta un ‘te quiero’

ni comparte sus alas.


(03.09.2010)

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