De
haberme estado más quieto,
de
haberme sabido callar.
De
estar un poquito más cuerdo
que
un loco de atar.
De
haber tenido la lengua
en
ese lugar más oscuro,
no
habría cerrado las puertas
de
haberla metido en el culo.
Y
es que la boca me pierde,
ya
te habrás dado cuenta.
Y
si te tengo en frente
me
tiembla, me cuesta.
En
la cama ya es otra cosa,
fíjate
tú, qué curioso.
Puedo
tirarme dos horas
mirando
tus ojos…
…y
haciéndote gritar,
blasfemando
como demonios.
Sin
dejar de jadear
en
un bucle anaeróbico.
Me
pierdo en tu espalda,
me
uno a tu sudor.
Me
aferro a tus nalgas,
bajando
tus bragas,
buscando
tu olor.
(11.07.2012)
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