“Mi cremallera”
Si bajas mi cremallera
me arrodillo a la altura
de tu ombligo.
Me asomaré a la boca
del cielo de tus piernas
para retar al eco
y dejarlo en evidencia.
Ataré tus manos
con ese pañuelo de seda
que tanto detesto,
vendaré tus ojos
para que tu olfato,
tu oído y tu tacto
se disparen
mientras tu lengua
se hace agua…
Baja mi cremallera
y pon sobre tus manos
un lunes por la mañana
antes de ir a trabajar.
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