jueves, 17 de junio de 2010
“Querido diario que nunca tuve…” (Capítulo I)
Querido diario:
¿Cómo un vaso que parece ser tan especial, mágico y sin fondo, se va llenando y llenando y de pronto, sin venir mucho a cuento, cualquier cosa inapreciable parece servir como gota para colmarlo? Y resulta que cuando pasa eso, se desborda y se pone todo hecho una mierda…
Son muchos años conmigo mismo y por más que me conozca ni yo me conozco, y cualquier piedra puede servirme para tropezar 3 o 300 veces, y si me apuras, me rompo los ligamentos con un par...
‘Uno sólo conserva lo que no amarra’, no se pueden poner leyes al viento y eso es asín…
Estaría de puta madre saber ponerle freno a las cosas antes, y no terminar por pinchar ¡Y hasta aquí hemos llegado! Y estaría de puta madre también, ahora que me pongo, mandar algunas cosas y a unas cuantas personas a tomar por culo…
Pero uno es como es y a quien no le guste que se pille la lengua con la puerta de atrás…pero, y hablando de todo un poco, hay momentos en los que uno estaría dispuesto hasta a modificar ciertos matices…a tragarse el humo de los cigarros de los demás aunque fuera sólo en unos cuantos besos de esos que te van enganchando como una droga.
No puedo evitar hacer lo que creo que tengo que hacer y no esperar, sino aceptar, que el resto haga lo mismo y asuman responsabilidades por y para quienes se supone que respetan, aprecian y quieren (incluso).
No puedo evitar ir de frente y esperar que los demás también den la cara pero… ¡Joder! las sutilezas las inventaron para estas ocasiones…que un revés de vez en cuando se acepta pero una buena hostia fina y con las defensas bajas pues no.
Y está claro, siempre podría ser peor… (¿A alguien le sirve esto de algo?)
Parece que sólo puedo sentirme atraído por “Ella”, que además siempre aparenta estar en las nubes mientras yo sigo estudiando para piloto…que paradoja, que onomatopeya, que refrán…encima la conocí en el tiovivo del parque de atracciones más cutre (y digo tiovivo por no dar pistas) y no me quedó otro remedio que dar y dar vueltas.
“Ella” me enseñaba a poner los pies en el suelo mientras yo intentaba enseñarle a ella que para volar no hace falta despegar, pero coincidimos en un ascensor (llamémoslo “discrepancias”).
“Ella” quería subir y yo quería bajar…y viceversa. Lo suyo sería ajustar y cuadrar objetivos y saldar cuentas en un parque tirados sobre la hierba ¿No crees?
Querido diario que nunca tuve ni tendré:
Quisiera poder recordar las cosas. Cada minuto de las cosas. Cada segundo de las cosas...quisiera que algunos días pasaran despacio o que no pasaran o, aunque nunca llevo reloj, que éste se parara justo en ese preciso instante para poder disfrutarlo eterno. Para poder disfrutarla eterna. Para poder disfrutarte entera.
Y querido diario, está claro que los cuentos son sólo cuentos y que, con los pies en el suelo la vida siempre tiene cosas buenas y malas, temporadas mejores o peores…pero lo que al final importa es el balance (las gallinas que entran por las que salen), las sensaciones, eso siempre.... y es que CUANDO ES, LO SABES.
(16.06.2010)
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Deberias tener un diario si lo vas a escribir todo asi, de principio a fin porque se convertiria en un libro interesante de leer, de ojear, de sentir y de reflexionar.
ResponderEliminarEste diario sólo tiene 2 capítulos, jeje.
ResponderEliminarUna pena.
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