No sé cómo decirte ni cómo contarte
que no, que aunque me beses
no quiero calentarte el colchón.
Para eso ya está tu puto gato,
que se acerca despacio
y te araña a traición.
Traición que ha aprendido a tu lado.
No recuerdo tus apellidos
ni el telefonillo para llamar al infierno…
de haber sido un genio te hubiera tratado peor.
¿El olor a tabaco de tus dedos?
Ya no me gustas…y tu cara menos.
Y borra cada mota el tiempo,
cada loca sin vocación
y cada zorra que no sabe ni a qué sabe su voz…
si a pene o a cartón.
Y si me muerdo los labios, por fin,
ya no saben a tus labios…ni hicieron
falta muchos para olvidar tu sabor.
Ni tus enclenques piernas de pollo,
a medio camino entre una escoba
o un rama seca de árbol.
O una raspa putrefacta y pescada,
pesada y cansinamente mala.
No hace falta más para menospreciar
lo que ni borracho, ni colocado,
ni cabeza abajo, ni con amenazas,
ni extorsionado, ni con una bomba
en la mano volverá a pasar.
(27.02.2012)
que no, que aunque me beses
no quiero calentarte el colchón.
Para eso ya está tu puto gato,
que se acerca despacio
y te araña a traición.
Traición que ha aprendido a tu lado.
No recuerdo tus apellidos
ni el telefonillo para llamar al infierno…
de haber sido un genio te hubiera tratado peor.
¿El olor a tabaco de tus dedos?
Ya no me gustas…y tu cara menos.
Y borra cada mota el tiempo,
cada loca sin vocación
y cada zorra que no sabe ni a qué sabe su voz…
si a pene o a cartón.
Y si me muerdo los labios, por fin,
ya no saben a tus labios…ni hicieron
falta muchos para olvidar tu sabor.
Ni tus enclenques piernas de pollo,
a medio camino entre una escoba
o un rama seca de árbol.
O una raspa putrefacta y pescada,
pesada y cansinamente mala.
No hace falta más para menospreciar
lo que ni borracho, ni colocado,
ni cabeza abajo, ni con amenazas,
ni extorsionado, ni con una bomba
en la mano volverá a pasar.
(27.02.2012)
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