Llegó dejando tras de sí la huella
de quien deja un guiño en la boca,
de quien muestra en su mano la piedra
y no esconde que está loca.
A veces, sin miedo, la vida tiembla,
borra fronteras con su aire fresco.
Y el tiempo pasa y ella llega…
y ella llega y para el tiempo.
Y seguramente, a la vuelta de todo,
me quede una mirada verde
en la que pensar.
O un trasquilón en sus ojos,
o un ojala vuelva a verte
en cualquier otro bar…
Ríe como volcán, ríe,
ríe como gatita en los tejados.
Es tan levemente accesible
e inaccesibles son sus pecados.
Corre como sangre de pirata,
corre la garra por sus venas.
Son escasas sus palabras
pero espantan las penas.
Y cada uno en su camino,
quedando atrás el olvido,
pide paso un nuevo color.
Y sin creer en el destino,
ni en los martes ni domingos,
un viernes sabe mejor.
(04.09.2010)
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