- ¡En este planeta el
jueves, 27 de febrero de 2014
viernes, 21 de febrero de 2014
"Indomable"
Era una mujer joven con una bonita sonrisa, una piel suave y morena que acompañaba a una mirada penetrante de color miel. Un pelo oscuro, casi del mismo color que el chocolate. Indomable, un cuerpo sugerente, piernas largas, cuello atrevido y un pecho tan pequeño que conseguía ser perfecto…
jueves, 13 de febrero de 2014
“Like a Tourist”
Camino por la calle como un turista
en esa ciudad que es descubierta por primera vez. Sin prisa, divagando, con esa
calma parsimoniosa que sólo los necios se permiten obviar. Me cruzo con
personas que van de aquí para allá con su frenética velocidad, casi la misma
velocidad a la que van mis frenéticos pensamientos…
Les envidio, me siento encarcelado
en mi libertad, encadenado a unos grilletes que únicamente existen en mi cabeza
y que consiguen paralizarme. Les envidio. Salen de casa, suben al autobús,
bajan corriendo las escaleras del metro, empujan a los demás sin tiempo para
disculparse, no se miran a los ojos, rehúyen ese contacto visual e inocente y
yo sin embargo, que dispongo de todo el tiempo del mundo, arrastro más veces la
sensación de pérdida que de encuentro.
La treintena me ha pillado casi por
sorpresa. A penas me he dado cuenta de lo que ha pasado en todo este tiempo y
me resulta más fácil recordar las heridas que las caricias. Será que en las
guerras siempre hay perdedores y que sólo los arañazos marcan la piel…
Hace tiempo que no me bajo las
bragas por cualquiera, hace tiempo que creo tener las cosas claras aunque mi
psicóloga no quiera ni verme. No tiene nada que ver con el tiempo ni con fechas
ni con escenarios pluscuamperfectos, ni siquiera con nadie en concreto, pero
cada vez estoy más cerca de saber lo que quiero y no es otra cosa que lo
antónimo, lo diametralmente opuesto y antagónico de aquello que no quiero.
Necesito conocer a alguien que me
permita quitarme el chaleco antibalas, que me dé seguridad. Esa seguridad que
tiene el torero cuando planta al toro y le da la espalda sin pensar en la
cornada, la seguridad del equilibrista con la red bajo sus pies. Ya he saltado
muchas veces sin el paracaídas de reserva…
Quiero crear una familia, crear un
hogar. Un lugar donde refugiarme cuando afuera
no haya un solo lugar donde poder estar. Quiero a alguien a mi lado que
me respete y que me dé el valor que creo poseer. Que esté orgullosa de mí y más
orgullosa de que su mundo me conozca. Una persona que se sienta incómoda y
avergonzada en la mentira. Que no concilie el sueño cuando exista un problema. Alguien
que me necesite, que se acuerde de mí más
de tres veces al año. Una persona que comprenda mis peores días y sea mi
escudo, no mi enemigo. Alguien que perciba mi estado de ánimo sin necesidad de
escucharlo de mi boca, que no lo utilice para atacarme. Una persona que no me
haga pensar que soy frágil, que recuerde mis citas importantes, que sepa que el
respeto es una carretera de doble sentido o si no un precipicio…
No tiene nada que ver con el tiempo
ni con fechas ni con escenarios pluscuamperfectos, ni siquiera con nadie en
concreto, pero no quiero otra cosa que lo antónimo, lo diametralmente opuesto y
antagónico de aquello que no quiero. No quiero perder mi tiempo ni dedicarlo a
aquellas cosas que me alejen de lo que deseo.
Ya no tengo motivos para salir
corriendo, ya se cansaron los que me perseguían, nunca supe templar mi mal genio
con quien no lo merecía. Ahora voy reconociéndome de nuevo ante al espejo. Ya
sólo brindo con motivos aunque a veces también me emborrache. Sonrío cuando una
niña me saca la lengua y se lo devuelvo con un guiño.
A orillas de esa playa las horas me
empujaban a quejarme por no hacerme enfadar. Ahora tengo presente a las
personas que, en situaciones difíciles, me ayudaron o me abandonaron.
He
aprendido que “a menudo, los labios más urgentes no tienen prisa dos besos
después…”.
viernes, 7 de febrero de 2014
“Mercancía barata”
Lo devastador es sentirse cómodo
en la mentira, refugiarse en la mentira,
disfrazarse de mentira…
confiar en la clandestinidad
y el escondite que concede
la mentira mientras no es descubierta.
Lo triste es creer que siempre hay
un buen motivo para ella…
encontrar y excusarse en justificaciones
cada vez más familiares,
acomodarse a un sentimiento
de culpabilidad cada vez menos intenso,
más liviano, menos burlón.
Lo vomitivo es no saber que el perdón
es algo que se gana con lealtad,
ignorar que va perdiendo importancia
tantas veces se tropieza hasta llegar
al punto en el que volver a pedirlo.
Lo despreciable es convertirse
en la clase de persona que termina
por hacer que los demás los quieran
lo más lejos posible. Esa clase de persona
que saca lo peor de los demás,
sus más agresivos y enfermos instintos.
Lo bochornoso es portar una sortija
mirando hacia otro lugar
mientras se fragua en nuestro interior
la invulnerabilidad del daño que provocamos.
Lo sucio es besar todos esos labios
como si ninguno de ellos mereciera
el más mínimo respeto, como si fuera
una simple transacción comercial,
como si las muescas del cabecero
hablaran bien de uno mismo…
Lo infame es permitir lisonjas
y zalamerías para sentir que tenemos
el poder de manipular a quien se nos antoja,
lograr conciliar el sueño como si nada.
Lo odioso es sentirse confortable
con lo que nos hace odiosos, lo increíble
es transformarse en una roca, lo repulsivo
es carecer de sentimientos
y ser mercancía barata.
(02.02.2014)
Suscribirse a:
Entradas (Atom)