Qué pasó, Dani ya llegó,
vuelve a quedar bien el sombrero.
Me voy aflojando el cinturón
y va viniendo lo bueno.
Kilómetros a mis espaldas avalan
cada movimiento de caderas.
Algunos silencios guardan
palabras agoreras.
El mal de altura cayó en picado,
llegó como quien busca concierto.
El show ya había terminado
y media Huelva estaba durmiendo.
Yo que negué noches iracundo,
negocié con mi mayor enemigo.
Yo que me encerré en mi mundo,
me di por aludido.
Agradezco a aquella camarera
cada cerveza que me puso.
Aunque la barra estuviera llena
o estuviera ocupada incluso.
Menos mal que los ratones no fallan,
apostó un tacón de sus zapatos.
Cuando los gallos abrían las alas
su balcón nos sirvió para un buen rato.
(02.07.2011)
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